La normativa vigente regula el reconocimiento sanitario de cerdos sacrificados en domicilios particulares para autoconsumo y establece un sistema de identificación en el control sanitario en origen de los animales silvestres que, abatidos en actividades cinegéticas, se comercialicen para consumo humano. Con esta medida se pretende garantizar, fundamentalmente, un adecuado análisis micrográfico para evitar la aparición de casos clínicos de triquinelosis humana.
Las tareas de control sanitario derivadas de estas matanzas son realizadas por veterinarios oficiales de la Junta de Castilla y León y, además, se faculta la participación voluntaria de veterinarios colaboradores, previa solicitud al Jefe del Servicio Territorial de Sanidad. En este sentido, en la campaña actual participan 22 veterinarios colaboradores.
Durante la pasada campaña 2018/2019 se reconocieron un total de 1.447 cerdos sacrificados en domicilios particulares, 43 por servicios veterinarios oficiales y 1.404 por los profesionales colaboradores que han prestado sus servicios. Esto supone una disminución de 396 animales respecto a la campaña 2017/2018, en la que se analizaron 1.843 animales, 48 por servicios veterinarios oficiales y 1.795 por los veterinarios colaboradores.
Las tradicionales matanzas tienden a la baja y, desde la campaña 1999/2000, el número de análisis realizados ha disminuido más de un 85%. Este descenso generalizado se debe fundamentalmente al cambio de los hábitos alimenticios de la población.
Se recuerda a la sociedad que la carne obtenida y sus correspondientes derivados solamente pueden destinarse al consumo familiar, estando prohibida su comercialización.
Respecto a los animales abatidos en cacerías, en la última campaña 2018/2019 se analizaron 880 jabalíes, 604 ciervos y 2 corzos y 6 gamos, mientras que en la anterior, 2017/2018, 792 jabalíes, 517 ciervos y 13 corzos. Estas presas, que también son objeto de control, son sometidas a examen para detectar posibles anomalías y verificar que la muerte no se debe a motivos distintos de la caza. Asimismo, son identificadas con un precinto antes de su traslado a un establecimiento de manipulación de caza silvestre para su posterior venta, ya que su comercialización está autorizada y, por ello, tienen una inspección específica.