Un mosquito pica a un animal rumiante y este incuba durante un periodo de dos a diez días la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica, a partir de ahí el animal sufre la inflamación del morro, la lengua, los ojos y llega a sufrir fiebre. Así es como actúa la nueva enfermedad -inocua para el ser humano- que está afectando a los ganaderos zamoranos y que tiene en jaque al sector tras conocerse 47 positivos en ocho explotaciones.
Si bien algunos ganaderos están apostando por los antibióticos, antiinflamatorios y vitaminas para tratar de salvar al ganado, el desabastecimiento de los desinfectantes está siendo la gota que colma el vaso.
La preocupación se extiende junto a la enfermedad y, tal como explica Aurelio González, secretario general de UPA, llega acrecentada por la incertidumbre de “no conocer los tratamientos efectivos”. En este sentido también apuntilla Antonio Medina, presidente provincial de ASAJA en Zamora, que “lo que más molesta es la falta de información”.
El sentirse “impotentes” en palabras de Medina llega en un momento donde se han llegado a recoger en un día un total de 25 reses fallecidas en la comarca de Sayago, un incremento considerable respecto a otras fechas donde la enfermedad no estaba presente y podían notificarse ocho decesos.
A la espera de que la bajada de las temperaturas máximas pueda colaborar en que descienda el número de mosquitos, las opas solicitarán por el momento “que los seguros cubran estas enfermedades” y la Administración “compense a los ganaderos”.
Dos medidas con las que esperan poder hacer frente a un año de por sí duro para el sector y que, en estos momentos, ha encontrado a la EHE a un nuevo enemigo que obliga a poner en cuarenta a los ejemplares y a tratar de frenar su avance sin los conocimientos exactos para hacerle frente.