El sector genera importantes rendimientos en generación de empleo, en productividad y en facturación. En Castilla y León hay 50.000 productores de madera cada uno de los cuales tiene una pequeña superficie, entre una y dos hectáreas.
La producción de chopos es muy rentable, pues una hectárea puede proporcionar cerca de 10.000 euros, es decir, 50 euros por metro cúbico, con la premisa de que plantar un chopo cuesta cinco euros; cultivarlo, otros cinco, y cortarlo, 30 euros.
El de las choperas es uno de los sectores más rentables pues, con un 2% de la superficie arbolada autonómica, los chopos producen más del 20% de la madera de Castilla y León y más del 40% de los ingresos por madera. De la madera cortada, un 80% se destina al desenrollo y un 20%, a productos de menor valor, como aserrío de pequeña dimensión o tableros de reconstitución, entre otros. Además, los residuos se aprovechan energéticamente para la fabricación de pellets y tableros y en la producción de energía térmica.
En España se cortan anualmente entre 600.000 y 700.000metros cúbicos de madera en rollo, lo que supone una facturación de entre 30 y 40 millones de euros.
Según la Asociación de Investigación Técnica de las Industrias de la Madera (Aitim), el chopo es “una de las pocas maderas capaces de dar respuesta al déficit de madera en Europa, ya que se calcula que la demanda superará a la oferta en unos 450 millones de metros cúbicos en 2020”.
30hectáreas, diez puestos de trabajo
La gestión de estas masas forestales se realiza por empresas locales especializadas que disponen de personal cualificado y residente en su mayoría en el medio rural, donde se sitúan las choperas.
De esta forma, se alcanza un triple objetivo: Calidad en el producto final al ser desarrollado por empresas locales especializadas en el sector, creación de puestos de trabajo en la zona y compromiso social de los habitantes del municipio por mejorar la calidad de los suelos y conservar las márgenes de los ríos, según indican a zamora24horas fuentes de la Junta de Castilla y León.
El chopo contribuye a la conservación de los suelos, el control de la erosión y la defensa frente a inundaciones de poblaciones, cultivos o caminos. Además, una hectárea de chopo es capaz de procesar casi trece toneladas de dióxido de carbono al año.
Se estima que 30 hectáreas de chopo gestionadas sostienen hasta diez puestos de trabajo en el medio rural a través de la industria de contrachapado, en servicios como repoblación, tratamientos culturales, corta, transporte, entre otras, y en otras industrias transformadoras, según las mismas fuentes.