San Isidro Labrador llega este año tras una semana de temperaturas asfixiantes que están agostando antes de tiempo los cereales de secano de Castilla y León. Buena parte de las 2 millones de hectáreas de cereal de la Comunidad Autónoma (unas 900.000 de trigo, cerca de 875.000 de cebada, más otros cultivos como centeno y avena), ha detenido en seco su granado y empieza a blanquear tras varios días de calor bochornoso.
En estos momentos, advierte Asaja, los agricultores de la región mayor productora de cereal del país aguardan con mucha incertidumbre la evolución del tiempo. A este miedo hay que sumar los malos resultados que se están obteniendo en la recolección de forrajes, especialmente alfalfas, muy castigadas esta campaña por los hongos y enfermedades. Igualmente los pastos, especialmente de la zona central de la meseta, dan muestras de debilitamiento, por la escasez de lluvias de invierno y primavera.
El contrapunto positivo lo ofrecen los regadíos de la región, ya que este tiempo despejado ha permitido efectuar las tareas pendientes a buen ritmo. Las estimaciones de siembras en este apartado apuntan unas 120.000 hectáreas de maíz, algo menos que la campaña anterior; la patata se mantiene en unas 20.000; la remolacha repunta con cerca de 25.000 y sube también el girasol a unas 300.000 hectáreas, que entra en zonas que hasta ahora se centraban en el monocultivo de maíz para cumplir con el requisito del grenning de la rotación de cultivos. Lo mismo que ocurre con la alubia, que dobla superficie respecto a otros años.
En términos generales, en las provincias de Castilla y León la cosecha de cereal se encontraba hasta hace pocos días bien presentada, pero la falta de agua y el calor desmedido de estos días está blanqueando y empobreciendo el peso de las espigas. Las zonas en las que tradicionalmente la cosecha viene retrasada están menos afectadas y todavía no han acusado la falta de agua.
Asaja calcula que entre 10 o 15 días a lo sumo es el plazo que se dan los agricultores para saber si la cosecha prosperará o si ocurrirá como el año pasado; una situación indeseada no solo para los agricultores, sino para el conjunto de la economía de Castilla y León pues de una buena o mala cosecha depende en buena parte el comportamiento del PIB de la Comunidad Autónoma. Baste apuntar la caída del 18,6 % de la renta agraria regional de 2014 respecto al año anterior, uno de los niveles más bajos de los últimos cinco años; una caída debida principalmente a la mala cosecha de cereal.
Por último, desde Asaja se recuerda a todos los agricultores la importancia de suscribir el seguro agrario para salvaguardar su inversión y como medida de protección ante las tormentas en forma de granizo y otras adversidades climáticas, y que también cubre daños por incendio. El plazo está abierto hasta el 15 de junio.
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